Podcast "Padre Nuestro, Hijo Mío" - Capítulo 6: "Danos hoy nuestro pan de cada día" (Alexis Oser)

 En esta sexta entrega, Ale reflexiona sobre la frase del Padre Nuestro que versa "Danos hoy nuestro
pan de cada día".

Alexis Oser es seminarista de la diócesis de Alto Valle de Río Negro. Actualmente se encuentra brindando su servicio pastoral en la parroquia San Bernardo, del barrio de Villa Crespo.


A continuación, presentamos la transcripción del episodio, que se encuentra disponible en Spotify.

 

 Clic para escuchar el episodio



Capítulo 6: "Danos hoy nuestro pan de cada día"


Venimos haciendo camino juntos en este itinerario del “Padre nuestro, hijo mío”. Hoy vamos a hacer un alto y vamos a meditar “Danos hoy nuestro pan de cada día”. 

Frente a esta petición del Padrenuestro me surgía esta pregunta: Cuando rezo el Padrenuestro y digo “danos hoy nuestro pan de cada día” ¿Qué rezo? ¿Qué es el pan de cada día para mí y para vos? ¿Cuál es tu pan de cada día?

Surgió en este meditar consultarle a varios conocidos de las comunidades, familiares y amigos qué era para ellos el pan de cada día. Es admirable la variedad, el abanico de respuestas. Por ejemplo: algunos decían “el pan material en la mesa”, “el pan espiritual: la eucaristía”, “el pan de la fortaleza espiritual, del trabajo, del consuelo”, “el compartir el pan”.

Una persona decía: “Una mesa muy grande, rostro, sonrisas, rostros con hambre. No pido para mí, sino para esos rostros que les falta el pan. Esos rostros existen, tienen nombre y apellido”.

Por un lado, dijeron que nuestro pan de cada día es estar bien con Dios, conmigo mismo y que estemos todos bien. Una médica respondió “la fuerza para poder amar y servir”. Un joven, “aquello que Dios nos quiere presentar, aquella jornada, aquel día y la situación que nos toca y Dios nos da para vivir”. Una abuelita me respondió y nos respondió “dame todo. Cuando rezo y digo el pan de cada día es decirle «dame todo». Cristo es todo. Tener paz y armonía, poder levantarme todos los días y tener salud. Que me de la fe en este día para caminar el día a día”. “La bendición de nuestra mesa, que tengamos algo para compartir”, respondió por ahí una mamá. Que no nos falte el pan para alimentarnos. Y por último, un trabajador respondió “el pan que a muchos hermanos les falta”. Qué variedad de respuestas. ¿La tuya cuál es? Cuando rezás “Danos hoy nuestro pan de cada día”: ¿cuál es el pan que le pedís a Dios? 

Esta petición nos sale al encuentro en medio de un contexto donde, como sociedad, la oferta del consumo nos puede llevar al extremo de ser glotones, de acaparar bienes, de encerrarnos, de hincharnos y de olvidarnos del que está al lado. También esto es como respuesta a una sobre-exaltación del individualismo, de la autosuficiencia. Yo no te necesito a vos, menos a Dios. Yo solo me las arreglo. El egoísmo que muchas veces me va inflando el corazón y me dice “esto es una carrera, una carrera tras el éxito”. ¿Entonces? La bandera es el “sálvese quien pueda”. 

Es muy loco, porque últimamente nos salió al encuentro un acontecimiento que tiene dentro de sus sílabas la palabra “pan” y es la “pandemia”. No pedimos la pandemia, pero esta pandemia nos sacude. Nos invita a reconocernos necesitados, limitados y frágiles. Se me viene algo que decía Francisco y lo dijo esa tarde en Roma, cuando nos estábamos sorprendiendo todos como humanidad sobre esta pandemia, dónde nos decía “De esta salimos juntos o no salimos”. De esta pandemia y todo lo que nos toca vivir en el día a día salimos juntos o no salimos. 

Esta petición nos invita a levantar la mirada y a sabernos necesitados. También nos invita a reconocer que el consumismo y el acaparar es el disfraz de una ansiedad que nos invita a alienarnos y a vivir en un futuro que construimos en nuestra imaginación. Un futuro al que le falta realidad y no descubrir que, si bien teniendo memoria agradecida del pasado, animándonos a mirar el pasado con gratitud, viviendo el presente con pasión, con intensidad y esperando con esperanza el futuro, es una invitación que cuando digamos “danos hoy el pan de cada día” podamos pedir la ración diaria y necesaria. Esa ración diaria necesaria que en el Éxodo vemos que el pueblo de Dios recibía. Lo justo y necesario. Es una invitación a la confianza. A no decir “dame para mí”, sino “danos”, porque somos hijos que esperamos todo de nuestro Padre. 

Vuelvo a repetir una invitación a la confianza. A la confianza de saber que hagamos todo y pidamos todo. En una frase de San Agustín de esto de hacer todo, como que depende de mí, como si todo dependiera de mí, sabiendo que todo depende de Él, del señor. El “danos hoy nuestro pan de cada día” es esa invitación a poner manos a la obra. A Dios rogando y con el mazo dando. Pero también confiando que todo es don, que todo es gracia y que el pan de cada día es don. Es un lindo ejercicio cada día cuando nos sentamos a la mesa dar gracias. Es el valor rico de la bendición de la mesa. 

Por otro lado, el pan de cada día es una invitación a pedir lo necesario para vivir tanto bienes espirituales y materiales que no sean convenientes. No es una sumatoria de panes, como muchas veces podemos confundir el bien común como la sumatoria de bienes, no es un pan común. Es un pan que busca recibirse, darse, partirse y compartirse. Con esa confianza de que así como Dios nos invita a ponernos en sus manos, como esos lirios del campo y las aves del cielo que no se preocupan porque reciben todo de Dios, pero también a trabajar en el día a día. A trabajar en corresponsabilidad. A saber qué hemos recibido para compartir.


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