Podcast "Padre Nuestro, Hijo Mío" - Capítulo 2: "Que estás en el cielo" (P. Fede Fiochi)


En esta segunda entrega, Fede reflexiona sobre la presencia de Dios en el cielo. ¿Qué significa que Dios está en el cielo?

 

El padre Federico es sacerdote de la Diócesis de Neuquén, ordenado en el año 2019. Es administrador parroquial de tres comunidades en Neuquén capital. Actualmente reside en la Parroquia Nuestra Señora de la Paz. Además, es asesor de la Pastoral de Misionera de la Diócesis y trabaja como Coordinador de Pastoral en dos colegios primarios.

 

A continuación, presentamos la transcripción del episodio, que se encuentra disponible en Spotify.

 

Clic para escuchar el episodio

 

 

Capítulo 2: "Que estás en el cielo"

 

Padre nuestro, que estás en los cielos.

Hola, ¿Cómo están? Soy Federico, sacerdote de la diócesis de Neuquén. Quería compartir con ustedes una reflexión acerca de aquello que rezamos cuando, en la oración del Padrenuestro, decimos “Que estás en el cielo” o “los cielos”.

Al llamar a Dios “Padre”, Jesús nos remarca la cercanía de este Dios que nos ha dado la vida, que nos ha dado el ser. Más cuando decimos “Que estás en el cielo”, marcamos la distancia abismal que hay entre Él y nosotros. ¿Contradicción? Yo diría, más bien, es el misterio. El misterio de un Dios que, por su naturaleza, es diverso de nosotros. Más en Jesús revela su cercanía.

También, cuando decimos “cielo”, en lo primero que me surge pensar es en el color celeste, medio azul al ir oscureciendo, hasta llegar al negro de la noche en el cual brillan las estrellas. Los cielos que también, a veces, están nublados, grises los días de lluvia. Opaco cuando hay un eclipse. Lo cual, de algún modo, nos lleva a representar, en nuestra imaginación, un espacio físico, material. Sin embargo, el cielo, por más que quiera, nunca lo podré agarrar con mis manos. Es inconmensurable. Es inabarcable.

Cuando rezamos “Que estás en el cielo”, podríamos pensar “Ah, entonces Dios está allá arriba” porque, claro, el cielo está en lo alto. ¿Será que a Dios lo debo poder ver allá? Pero, acerca de esto, ya nos han advertido numerosos padres de la Iglesia, diciéndonos que Dios no es un cuerpo material que vayamos a ver, como el sol o una estrella. Es Espíritu.

La expresión “Que estás en el cielo” se trata, más bien, de la forma de expresar que Dios es más grande que todo y que todos. Es el modo de decir la majestuosidad de Dios, que es origen y fuente de toda vida. El cielo se convierte, así, en figura de la inmensidad de Dios. Aun cuando me subiese a un avión o a una nave espacial, no podré agarrar el cielo. De hecho, estaré en él, pero nunca tendré el cielo tomado con mis manos. Creo que así podríamos pensar a Dios, rezarlo incluso, como aquel en el cual estamos sumergidos. Es más, llegaría a pensar: “Dios es el cielo bajo el cual estamos. En él nos cubre, nos cobija. Dios es el cielo en el cual nos movemos y existimos. Dios es el cielo hacia el cual vamos. Él es nuestra meta”.

Así, el cielo es una metáfora de la trascendencia divina, de la santidad de Dios, que nos ampara, que nos da vida, su propia vida incluso. Justamente porque Dios es el cielo, puede estar en todos lados, amándonos y dando vida, moviéndonos e inspirándonos siempre a más y mejor.

Así como al ver el cielo con mirada contemplativa, se nos parece estallar el pecho ante la grandeza; que, al rezar a Dios como Padre celestial, es decir, que está en el cielo, que es el cielo, se nos ensanche el pecho y el corazón, se dilaten al punto de compartir con la creación entera la grandeza y hermosura de nuestro Padre Dios que nos ama. Espero que estas palabras les hayan sido y le sean de provecho. Un gran abrazo y muchas bendiciones.

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